Por Félix Cortés Camarillo
En la sorpresiva solicitud pública que hizo Luis Donaldo Colosio Riojas al presidente López de que indulte a Mario Aburto, el convicto y confeso asesino de su padre en Lomas Taurinas hace casi treinta años, el principal argumento del hijo de la víctima fue la necesidad de darle vuelta a la página e impedir que como dijo en cada proceso electoral de nuestro país se volviera a sacar del armario como instrumento de política electoral.
El joven alcalde de Monterrey y senador aspirante en la próxima legislatura se estaba dando un tiro en el pie y estaba poniendo sobre la mesa la muerte de Luis Donaldo Colosio en los muy precisos tiempos electorales.
El presidente López, en su obsesión de achacar todos los males de este mundo a Felipe Calderón y específicamente a Genaro García Luna, había instruido al fiscal general de la República a reabrir la posible participación de Jorge Antonio Sánchez Ortega, un agente de la CISEN asignado a acompañar a Luis Donaldo aquella mañana. El agente fue detenido a quince metros del atentado, con sangre de Colosio manchando su camisa. No pisó la cárcel; adujo que, aunque sí estuvo ahí en el momento del disparo, él no iba armado y la sangre cayó salpicada en el traslado del cuerpo. Ahora, por instrucciones presidenciales, el fiscal Gertz Manero revive la teoría del segundo tirador y pide una orden de aprehensión de Sánchez Ortega.
Los que vivimos aquellos momentos estamos convencidos que desde el primer instante la investigación del atentado estuvo llena de confusiones y turbiedades; los dos asesinos, la probable tortura de Aburto para que firmara su confesión, el sucio manejo de su detención y traslado, y la enorme cauda de sospechosos de ser autores intelectuales del asesinato. A todo esto se viene a sumar la obsesión de Lopitos de atribuirle todos los pecados del mundo a García Luna, desde la crucifixión de Cristo hasta el atentado de las Torres Gemelas. Porque los trapos sucios no se lavan en casa.
Sólo un ignorante puede pensar que el asunto es así de simple. O que algún día sabremos la verdad sobre el atentado de Lomas Taurinas.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): La distribución del pastel de nominaciones al Congreso –de las facilitas, las que el sistema electoral regala a los picudos de los partidos– viene a acabar de fastidiar la aventura presidencial de Xóchitl, lamentablemente. Su manifiesto apartidismo, su compromiso con la gente y no con los partidos, han sido traicionados por Alito, Marko y Jesús, que con sus curules en la mano obtienen fuero y permanencia.
¿Xóchitl? Ya le dirán, perdimos comadre.
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