Por Félix Cortés Camarillo
Apuntes para leer al pato Donald.
El triunfo de Donald Trump en las elecciones primarias republicanas de Carolina del Sur– no tan avasallador como lo presume- tiene varias lecturas. En el peculiar y complicado sistema electoral norteamericano, me hace deducir que el pelipintado será inevitablemente candidato de la derecha recalcitrante a la presidencia de su país, y que al igual que en México, la ausencia de una alternativa fuerte del otro lado del ring no hay quien lo pare. Trump llegará nuevamente a la Casa Blanca.
Las elecciones del domingo en Carolina del Sur (60-40) son importantes porque la más fuerte rival de Trump, Nikki Haley, es originaria de ese estado y ha sido gobernadora en dos períodos. Sin embargo, ese estado es notoriamente conservador y ocho de cada diez votantes siguen pensando que en el 2020 le robaron la presidencia a Trump.
En todos los casos, quien quiera que sea la próxima presidente de México tiene que llegar preparada para echarse a la uña un trompo muy pesado que se llama Donald Trump. No es solamente la explícita política anti mexicana de este señor. Es también que tiene una mayoría de apoyo entre los votantes estadounidenses, amén de otras circunstancias graves.
Un sesenta por ciento de los norteamericanos encuestados piensa hoy que el principal problema a abordar en Estados Unidos a la hora del voto, es la crisis en la frontera con México; sólo el veinte piensa que es la economía o el empleo, y siete que es la política exterior. La mayoría se expresa en favor de construir el famoso muro, por más inviable y mentiroso que nos pueda parecer. No hay duda de que la migración es tema principal en las elecciones de noviembre de aquel lado de la línea. ¿Cómo va a reaccionar el nuevo gobierno, que tiene por lo menos la tercera parte de su territorio en manos del narco, una violencia incontenible y dificultades económicas e serio endeudamiento interno?
¿Es ocioso pensar que un eventual Congreso dominado por los republicanos otorgue derechos a un eventual presidente Trump, para que con la mano en la cintura mande a sus sherifes armados a territorio de México para perseguir, apresar o ejecutar a los narcos considerados ya terroristas por la sociedad de los Estados Unidos? Desde luego que no. Los soldados norteamericanos fueron a buscar a Osama Bin Laden y dicen que lo encontraron y lo mataron en Yemen. Yo sí les creo. Y creo de un presidente de los Estados Unidos que se atreve a decir que él alienta a Putin para que use la fuerza contra los aliados de la OTAN que no pagan sus cuotas por pertenecer a ese club, es capaz de todo. Sobre todo si se llama Donald.
No hay futuro esperanzador para México. No en lo inmediato.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Inadvertidamente, como se presentan las cosas miserables de la vida que ya no nos causan sorpresa, el sábado se cumplieron dos años de la invasión rusa de Ucrania. Miles de muertos y heridos, bombardeos de escuelas y hospitales, repercusiones en la economía y el abasto alimentario del mundo. ¿Y México? Un gobierno muy sensible a la menor insinuación que “ofenda” su soberanía, insiste en una actitud hipócrita de supuesta imparcialidad que, en la realidad, se traduce en un cómplice silencio ante la barbarie rusa.
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