Por Francisco Tijerina.
“No es lo mismo disimula
que di sí, mula”.
No es que se dude de las buenas intenciones, pero es que los vecinos tienen muchos años de conocerlos y es por ello que no les cuadran mucho las formas y maneras en que hacen las cosas.
Lo que más enfada es que te pretendan vender el proyecto de “Distrito Tec” como una obra de apoyo y beneficio para la comunidad y terminen haciendo lo que se les pega su regalada gana.
Porque el Tec ha visto siempre para su beneficio y ventaja, nunca ha pensado a los vecinos.
Así, “chulearon” la avenida García Roel, de Junco de la Vega hasta el inicio de Ricardo Covarrubias y ampliaron banquetas y pusieron un horrendo y estorboso camellón central, pero cortándole a la calle, sin perder un solo milímetro de su tierra. Y bien pudieron hacerlo ya que el arranque de los trabajos coincidió con la demolición del viejo estadio y la construcción del nuevo, pero no, que se amuelen los demás.
Y así también, cuando se les ocurrió la brillante idea de confiscar un carril de las calles adyacentes para uso exclusivo de ciclistas, se amolaron a los demás sin poner nada a cambio.
Y sí, con el Distrito Tec fueron a hermosear unas cuantas plazas, pero párele de contar y los vecinos padecen hoy, gracias a la falta de espacios de estacionamiento de los alumnos y profesores, y tienen que sufrir a diario los embotellamientos y abusos.
Por eso es que protestan, por eso que se desesperan, porque nadie los tomó en cuenta jamás, nadie les preguntó si estaban de acuerdo y encima resulta que tienen que agradecerles por la obra.
Bien dicen que “en el pedir está el dar”, pero la gente del Tec es como los viejos de Jalisco, que nunca pierden y cuando pierden, arrebatan.