Si en la ciudad de Monterrey hay muchos ojos que miran, hay pocos que reproducen lo que ven más allá de la banalidad de lo instantáneo. La fotografía puede ser pragmática en muchos ámbitos de la vida humana, en la Historia, por ejemplo. Pero llega a una dimensión distinta cuando el click es un parpadeo de personajes como Óscar Estrada y Aristeo Jiménez, dos creadores que logran que la fotografía sea el principio de un camino hacia ella misma, dando una vida alterna y a veces ajena, al instante que la genera.
Violetta Estefanía Ruiz dialoga con estos dos artistas de la fotografía sobre la fotografía a partir de el extremo ya tan común, del selfie, y la consabida difusión masiva de estas imágenes digitales. Juntos rastrean la senda hacia el pasado y el parentesco de la fotografía con la pintura. Pero sólo para reanudar la revisión de la fotografía actual.
Finalmente, un poco aparte del dedo veloz y a veces automatizado en un selfie, prefirieron ignorar esos espejos mágicos del ego para plantear la fotografía como un acto creativo, y el proceso que los lleva a la captura, ya no sólo de una imagen, sino de múltiples elementos, algunos invisibles, pero siempre tangibles, que al final resultan en una obra de arte.