Por Francisco Tijerina.
“Cuando la culpa es de todos, la culpa no es de nadie”
Concepción Arenal.
Triste caso el del predictamen de la Ley de Movilidad en el Congreso de Nuevo León que pretendía se cobrara un impuesto del 3 por ciento en los viajes de taxi contratados por aplicaciones móviles.
Y resulta triste porque además de querer cobrar el doble de lo que hoy se paga en la CDMX o Guadalajara, ahora resulta que ese documento no tiene padre ni madre, es decir, que nadie sabe quién fue el autor de la propuesta.
El Gobierno del Estado propuso inicialmente que fuese un impuesto del 1.5%, pero de pronto apareció esta idea del 3 por ciento y cuando le preguntaron la presidenta de la comisión, la diputada Julia Espinosa de los Monteros, dijo que ni siquiera era un predictamen, sino un documento de trabajo.
Ayer el Gobernador dijo que le parecía excesivo el cobro de un tres por ciento y que buscarían hablar con los legisladores. Aquí es clarísimo que a final de cuentas ese impuesto será trasladado a los usuarios y no será absorbido por la empresa o los prestadores.
Ya como colofón, el diputado Ramiro González, coordinador de Morena, dijo que se trató de una propuesta pero que seguramente cambiaría al 1.5 por ciento.
No entiendo entonces, si todos están de acuerdo, quién tuvo la “brillante idea” de realizar una propuesta por escrito de un tres por ciento de impuesto y mucho menos me cabe en la cabeza de qué forma un documento de trabajo conoció la luz pública y se filtró a un medio de comunicación.
Es necesario tener un control y poner un piso parejo, pero un piso parejo “para arriba y para abajo”. ¿Qué quiero decir con esto? Que de la misma manera en que los taxistas tradicionales piden que los de las plataformas tecnológicas paguen concesiones y tengan licencias especiales, deberían de cumplir con autos más nuevos, servicio eficiente y sobre todo confiable y seguro.
Lo que me parece más increíble es que cuando es más que evidente que en Nuevo León se requiere impulsar opciones de movilidad y reducir el número de vehículos en las calles, haya quienes en el Congreso sigan apostando a cerrar posibilidades, lo que incrementaría necesariamente el número de unidades en circulación.
Si no son capaces de ayudar, caray, por piedad, no estorben; ah… y por favor ya no tengan hijos huérfanos.