Por Francisco Tijerina.
“La crítica es la fuerza del impotente”
Alphonse de Lamartine
Margarita Zavala estuvo en Monterrey este fin de semana para celebrar una de las 200 asambleas que se requieren para que su organización “México Libre” pueda constituirse en partido político.
Al evento acudieron 500 personas llenando el cupo del local y otras 100 se quedaron afuera escuchando con parlantes y al final tuvieron un mensaje de Zavala que fue a darles un saludo.
Más que el hecho en sí mismo documentado en medios de comunicación, lo interesante es la manera en que los seguidores de la 4ª. Transformación, morenistas o “pejelovers” enderezan sus críticas hacia la primera dama y su esposo en comentarios en los propios medios, así como en redes sociales.
Obvio el tratamiento de “Comandante Borolas” haciendo referencia a Felipe Calderón se llevó la mayor parte de los espacios; junto con el mote impuesto por el Presidente, se dejaba caer cualquier cantidad de críticas y señalamientos, por lo que fue y por lo que buscan ser.
Tanta animadversión no cabe en un pueblo al que el propio Presidente López Obrador califica de “feliz”.
Vamos de acuerdo que hay un resentimiento hacia los políticos y los partidos de siempre, pero el nivel del encono en el caso del matrimonio Calderón-Zavala raya en otros límites.
Porque los señalamientos de lo que hoy pretenden vienen cargados de odio, invariablemente con insultos y burlas y haciendo referencia al periodo en que estuvieron en la Presidencia.
Cabe entonces la pregunta, ¿es esa actitud una manifestación real de molestia o será que lo que se esconde detrás de tantos agravios es un temor profundo a que alcancen el registro y puedan ser contendientes de peligro en las próximas elecciones?
Si no tienen importancia o relevancia, ¿para qué tantas agresiones?
Esta historia tiene muchos capítulos por delante que los mexicanos atestiguaremos. Por lo pronto me parece que los moreno-pejistas cometen un error al conducirse de esa manera y la equivocación les puede traer consecuencias en el futuro.
Veremos y diremos.