Quizá uno de los peores accidentes en el mundo ha sido el que pasó en 1986 en Chernóbil (Chernobyl en inglés) cuando el reactor nuclear Vladímir Ilich Lenin explotó causando efectos colaterales en la zona, convirtiéndola en un área inhabitable.
Sin embargo, hoy en día los efectos de la radiación siguen presentes tanto en la flora como en la fauna pues se han presenciado aves, animales terrestres e incluso árboles con deformidades o cambios en su estructura.
Se ha encontrado y documentado el caso de unos hongosradioactivos silvestres de color negro que crecen en las inmediaciones de planta nuclear que explotó hace más de 30 años; la parecer estos hongos se han adaptado a los altos índices de radiación.
There are species of #mushrooms that feed off of gamma #radiation, and some are blooming in #Chernobyl, eating the #radiation. https://t.co/Fkke6IkhpF pic.twitter.com/J6RHLKSG9n
— Mr. Knowitall (@knowitallfacts) June 17, 2018
De acuerdo a los expertos como el microbiólogo Arturo Casadevall, del Colegio de Medicina de Nueva York, estos hongos han logrado sobrevivir gracias a una partícula que producen de manera natural llamada melanina -lo que le da la coloración a la piel-.
La melanina, sustancia clave del hongo que crece en Chernobyl
Esta investigación publicada en el PLoS One en 2007 sugería que ciertas especies de hongos mejoraban su crecimiento con la radiación ionizante, como el Cryptococcus neoformans y el Cladosporium sphaerospermum.
De hecho, la melanina presente en la piel humana es capaz de absorber la radiación ultravioleta que llega desde el Sol evitando así los daños celulares en la piel por lo que, en el caso de los hongos con coloración negra, estos serían capaces de absorber o «comer» la radiación y convertirla en energía química -un proceso muy similar a la fotosíntesis- el cual se conocería como radiosíntesis.
Un hongo mutante de Chernobyl se alimenta de radiación y la convierte en energía https://t.co/WjJGSeJPWi pic.twitter.com/pEEHIfsNck
— Astillas de Luz (@AstillasdeLuz) February 9, 2020
Es por ello que se ha llegado a la conclusión que, gracias al agua contaminada presente en Chernobyl es que los hongos se han podido reproducir de una manera eficaz, demostrando que no solamente son resistentes a la radiación sino que, además se alimentan de ella.
El desarrollo de estos hongos en un ambiente inhóspito podría ser la clave para desarrollar mecanismos que protejan al ser humano de la radiación, por ejemplo a los astronautas de la radiación cósmica por lo que la NASA ha estado profundamente relacionada en estos estudios sobre los hongos de Chernobyl.