Por Eduardo Campos Sémeno
Diario del Coronavirus 001. 16 de marzo de 2020
Las películas de Hollywood nos contaban que el raro virus apocalíptico de la Tierra sería el que produciría zombies, walking dead, muertos vivientes, o como se llamaran los monstruos asesinos y alérgicos al sol que persiguieron a Will Smith en I Am Leyend. ¡Falta de imaginación!
Lo que hoy nos tiene estresados, atemorizados-aterrorizados, desconfiados-paranoicos y, sobre todo, encerrados es un virus que te puede matar, pero cuyos síntomas se parecen a los muy comunes, ancestrales y nada sofisticados resfriados, gripas, influenzas y similares. Como digo, ni Hollywood pudo soñarlo.
Aunque la historia reciente ya nos había recetado pandemias y sustos virales parecidos con el H1N1, la influenza española o el SARS, este es diferente por su velocidad de propagación. En unas cuantas semanas, el coronavirus anda ya en los niveles de 177 mil 664 casos confirmados en todo el mundo con 7 mil 040 muertes reportadas hasta las 4.20 de la tarde de ayer, de acuerdo al mapa de la pandemia actualizado por Channel News Asia (CNA): https://infographics.channelnewsasia.com/covid-19/map.html.
Estos números son tan alarmantes que ya produjeron reacciones nunca vistas, cuando menos en lo que tengo de memoria: Países enteros en virtual cuarentena, el mundo sin competencias deportivas, lugares turísticos desiertos y hasta Mickey Mouse de vacaciones indefinidas.
Las consecuencias económicas sólo de este aislamiento social van a ser inimaginables, sin contar la carga financiera que constituye enfrentar el virus, el tratamiento de los pacientes y los estudios para buscar una cura o vacuna.
A tanto van a llegar las repercusiones de este coronavirus que, por lo pronto a mí, ya me impactó. Me hizo que me despertara con la idea y el ánimo de iniciar estas crónicas, luego de más de dos años de no escribir un artículo.
Y lo hago porque veo que la cosa es diferente. Como periodista desde 1981, muchos años reporté, edité o asigné espacios en páginas principales sobre las pandemias y los acontecimientos similares, pero nunca comenté hechos tan drásticos como los actuales.
También me siento diferente. Hoy ya estoy entre los grupos que mencionan entre los vulnerables, pues desde hace poco más de un mes piso los 63, así es que –por si las dudas– me dan ganas de tomarme la temperatura cada 12 horas (exagero) y dejé de ir al Oxxo por mi café intenso cotidiano (no exagero).
Con decirles que el sábado fui con tanta reserva a la fiesta-cumpleaños de un amigo, pactada desde hace meses, que hasta me llevé mi recién desinfectado vaso térmico para la cerveza y su acompañante barrilito desinfectado para el tequila.
Nadie me dirá que exagero, pues no fui el único con vaso propio y, además, soy residente de San Pedro y hoy me entero de que nuestro alcalde, Miguel Treviño, nos reporta en Instagram que los 12 casos de coronavirus en Nuevo León son de sampetrinos. Aunque no los conocía a todos ni los saludé de mano, calculo que el 85 por ciento de los 90 asistentes al convivio sabatino también viven en San Pedro. ¡¡¡Uff!!!
Pero bueno, el propósito de este diario no son los asuntos personales. Sobre el coronavirus hoy me encuentro la buena noticia de que siempre no se murió el empresario mexicano José Kuri Harfush, como circuló ayer en redes sociales y en algunos medios informativos.
De hecho, Federico Arreola publica en su SDP Noticias que los que “mataron” al primo de Carlos Slim fueron, primero, Raymundo Riva Palacio, y luego Joaquín López Dóriga, al parecer todo a través de mensajes dominicales por Twitter.
Arreola, bien conocido en Nuevo León dados sus orígenes como editorialista de El Porvenir y El Norte, agrega que hasta su portal noticioso se fue con la finta y publicó ese “fake news”, aunque luego ellos corrigieron y él personalmente publicó un mea culpa en su Twitter, lo que no hicieron otros medios.
De cualquier forma, qué bueno que resultó noticia falsa y ojalá que el señor Kuri siga en franca mejoría.
De estos y muchos temas alrededor de este histórico coronavirus escribiré aquí todos los días. Si bien tocaré el ámbito político de vez en cuando, tampoco habrá mucho de “grilla”, porque hoy todos los editorialistas que leo ya hablan del asunto con tintes “amlo-céntricos” con opiniones sobre lo que dice y hace el señor presidente.
La verdad, este asunto es de toda la sociedad, desde el microcosmos familiar hasta el macrocosmos internacional; querer confinarlo, entonces, a la esfera política es parcializarlo y minimizarlo.
Vamos a vivirlo y sobrevivirlo juntos. Aislados y/o encerrados, pero reflexivos y optimistas de estar aquí, siempre con esperanza y haciendo lo que nos toca para mantenernos a salvo. Higiene personal y aislamiento social son por ahora las medidas necesarias.
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