Por: Obed Campos
¿Será calenturita de pollo y no coronavirus la que sufren algunos políticos mexicanos, ansiosos de subirse al tren del mame y tirándose para que los levanten, como víctimas del Covid-19?
Lo digo por la alcaldesa de mi pueblo, Allende, Nuevo León, Eva Patricia Salazar Marroquín, priista ella, que en su administración ha demostrado lo que significa la palabra superfluo.
Y ahora, en franca falta de respeto para los enfermos de a deveras, (y con el burro por delante) sube un video a sus redes sociales en el que dice “yo y mi familia” están muy preocupados esperando el resultado de un examen médico que le darán hasta el viernes para saber si sí o si no, padece de coronavirus.
Esas son ganas de llamar la atención o de desviar la atención de los verdaderos problemas.
Por ejemplo, ¿qué remedios les ha puesto o en qué ha ayudado a los 97 enfermos reales y sus familiares?
Y decir 97 enfermos parece muy poco… pero tome en cuenta que el municipio no tiene más que 35 mil habitantes.
Ah, pero eso sí, Paty se peinó y se maquilló en salón para que le videograbaran.
Superflua, hasta la pared de enfrente, como lo es su administración, la cual, en vez de invertir los recursos en atender la real emergencia sanitaria, se afana por terminar la obra gris del teatro municipal.
Si tanto le urgiera no usaría ese recurso mejor en adquirir camas y equipo para atender a los enfermos.
Pregunto.
PANDEMIA Y EXTORSIONES
Comerciantes y vecinos del municipio de Padilla, en Tamaulipas, denunciaron una ola de llamadas de extorsión que están recibiendo en sus teléfonos, casualmente después de que respondieran una “encuesta” de supuestos empleados de la Secretaría de Economía, quienes les dijeron que la intención era ofrecerles apoyo ante la pandemia por el coronavirus.
El alcalde Eduardo Alvarado García denunció estos hechos, y, ante la indiferencia de las autoridades, luego de que se supo que las llamadas salieron del Penal de Santa Martha Acatitla, el munícipe recomendó a los afectados cambiar de teléfonos.