Por: Francisco Tijerina Elguezabal
“Todos los cerebros del mundo son impotentes contra cualquier estupidez que esté de moda”
Jean de La Fontaine
Todo fuera que apareciera un ocurrente con su “ideota” de combatir la venta de refrescos y comida chatarra a los niños para que otro tanto de imbéciles (todos diputados y hasta senadores en distintos estados) le siguieran la huella y plantearan lo mismo.
Artistas de “copy-paste” montados en la ola de lo “políticamente correcto”, sin darse cuenta de que su inútil propuesta es absolutamente inviable y, para colmo, condena a la inanición de miles de niños y jóvenes en el país.
Sí, sería ideal que todos comiesen alimentos saludables, pero resulta que las condiciones de pobreza en que vive México obligan a muchos a nutrirse en base a azúcares y harinas que se encuentran precisa y justamente en los refrescos y las botanas que, además, están al alcance de los bolsillos, a diferencia del agua o las barras energizantes.
Geniales para proponer tonterías, se les olvida lo que tragaban antes de llegar a las curules cuando no tenían dinero, cuando contaban cada peso para completar el transporte para ir a la escuela y en la cafetería de la escuela no alcanzabas más que para una bolsa de fritos y una coca; cuando te alcazaba, claro está.
Atacan el eslabón final de la cadena y no se centra en las causas, no legislan ni se preocupan por lo demás, se miran “nice” promoviendo la alimentación saludable, aunque pocos, verdaderamente pocos, tengan con qué pagar esos alimentos.
Lo grave, lo preocupante, lo triste para México, es darte cuenta de la cantidad tan increíble de tarados que van siguiendo el cencerro desde sus cargos públicos sin chistar, sin cuestionar, sin ponerse a revisar nada… “¡ah, eso está de moda, yo también lo propongo!”
Ya gobiernos anteriores intentaron reducir el consumo de refrescos aumentando su precio y la idea no funcionó, porque aún con el incremento seguían siendo más baratos que el agua u otras bebidas.
Esa falta de calorías a los que los condenan tiene severas repercusiones en el aprovechamiento de los estudiantes en el aula. Cuando la tripa gruñe, el cerebro deja de captar porque está ocupado pensando en el hambre, pero pedir que nuestros legisladores comprendan eso es algo verdaderamente imposible.
Novedosos y copiones, porque hasta eso, su escasez de cerebro no les da para generar ideas propias y tienen que andar plagiando iniciativas de otros estados para buscar lucirse.
Y pensar que buena parte de ellos pretende reelegirse.
ftijerin@rtvnews.com