Por Obed Campos
El azote de la pandemia ha sido desastroso para México y el mundo, pero también nos ha dejado aprendizajes que habíamos de valorar como experiencia. A la buena o a la mala, saldremos (los que alcancemos a llegar del otro lado), como personas diferentes.
No me malinterprete: no creo que el peligro haya pasado, por lo que no hay que bajar la guardia.
La idea es ver que el aprendizaje, con coscorrones, por lo visto sí puede funcionar.
Simplemente los ajustes que se tuvieron que hacer en los oficios religiosos, nos han dejado sorprendidos a todos.
Claro que no faltaron algunos modernos “cristeros” que se quisieron desgarrar las vestiduras ante la prohibición del uso de los templos… Y hubo uno que otro loco temerario, como Samuel García, que aprovecharon el impasse para casarse en Catedral.
Ha sido todo prueba y error en el rebaño del arzobispo Rogelio Cabrera López, cuya prueba no termina aún, porque aunque con restricciones ya volvieron las misas presenciales, falta ver cómo le van a hacer con las fiestas guadalupanas.
Primero hasta el arzobispo había dicho que estaba de acuerdo en cancelar las peregrinaciones entre el 12 de noviembre y el 12 de diciembre.
Pero vistas las cosas como están ocurriendo en torno a la pandemia, que parece ceder, se van a permitir las visitas al Santuario de Guadalupe, con restricción en los desplazamientos y en el número de fieles.
Y ahora sí que en esta emergencia sanitaria, a Dios rogando y con el mazo dando.
ADIÓS QUINO
Joaquín Salvador Lavado Tejón, Quino, a fuerza de Dieguitos y Mafaldas nos hizo mejores personas a varias generaciones.
Seguramente se fue al cielo donde las nubes le servirán de lienzo.