Por Francisco Tijerina Elguezabal
“El mundo cambia en un instante y más en una campaña política.” // Yomero
Como lo anticipamos, Samuel García va solo por la candidatura de Movimiento Ciudadano a la gubernatura de Nuevo León; lo de Luis Donaldo Colosio Riojas era una pantomima en la que lamentablemente (aplaudí el acierto y critico el error) dejan pasar la oportunidad de placearse en la precampaña, porque una precampaña en solitario suena a mala broma.
Sin embargo Samuel estará en la boleta y por ello es necesario ponerle atención.
Puede que en este momento su popularidad haya ido a la baja producto de sus muy frecuentes errores en la sobrexposición mediática a la que se ha sometido al confundir los likes con adhesiones a su causa, pero no por ello deja de ser un rival de cuidado en las urnas.
Y así como se fue en picada desde la cima de las encuestas en donde se ubicó por largos meses y cayó a la profundidad del último piso del sótano, el chamaco naranja puede resurgir y dar un susto a sus contendientes.
En política nada está escrito y en una campaña puede ocurrir la magia.
Lo he visto y lo he vivido. Me ha tocado ser parte de luchas en las que un candidato iba perdiendo por 20 puntos en las encuestas a un mes de los comicios y con dos sucesos y un buen manejo subir a la punta y ganar.
En las campañas no hay enemigo pequeño y el electorado es veleidoso, las circunstancias y la coyuntura influyen, todo cuenta para bien o para mal.
Recordemos la enorme ventaja que de inicio le llevaba Fernando Elizondo a Rodrigo Medina en la elección para gobernador. Un error marcó el inicio de la debacle panista: el no saber y entender cómo manejar la pandemia por el virus de la gripe A (H1N1) y también el no atender la demanda que la sociedad hacía por mejorar la seguridad. De ser puntero Elizondo terminó perdiendo.
Las condiciones cambian y al iniciar las campañas, digan lo que digan las encuestas, los aspirantes arrancan parejos en cero y de ahí para adelante.
Por ello no se puede dar por muerto a Samuel que si se descuidan tantito le puede dar la vuelta a la tortilla y ganarles la pelea.
En política y elecciones, no hay enemigo pequeño.