Por Francisco Tijerina Elguezabal
“Todavía no sé qué me vas a preguntar, pero me opongo.” // Groucho Marx
Todavía no empiezan las campañas políticas y francamente ya estoy harto de que a todas horas, todos los días, me suene mi teléfono celular y me quieran aplicar una encuesta.
Pareciera que los encuestadores (que conste que tengo excelentes amigos que se dedican a esta noble profesión), tienen la errónea idea de que para que ellos se ganen su pan los simples mortales estamos a su entera disposición las 24 horas del día para responder sus cuestionarios y que completen sus sondeos.
Pero es que además tienen una condenada puntería. En el momento menos oportuno suena el teléfono y como no conoces el número te da por atender la llamada y ¡sopas!, una encuesta.
Hay unas empresas tan malas, pero tan malas, que te dejan saber a nombre de quién están haciendo su estudio, con lo que terminas aborreciendo al precandidato para el resto de tus días.
Ya no me pregunto cómo diantres obtuvieron mi número porque eso en México es una pérdida de tiempo, las bases de datos con nuestros teléfonos se venden a precios de risa y las tiene cualquiera y cuando digo cualquiera me refiero a los malosos.
Asumimos que el teléfono celular es una parte privada de nuestras vidas a la que tienen acceso sólo personas de entera confianza, aunque en la realidad vivimos dando ese número en cualquier trámite que nos lo solicitan, de forma que todo el mundo termina por saberlo.
Tengo como meta en los próximos meses inventar una aplicación que impida el acceso de llamadas de encuestas, en un descuido esos encuestólogos irresponsables y los políticos que los contratan serán quienes me resuelvan mis problemas económicos.
Repito, todavía no empiezan las campañas y ya me tienen hasta la coronilla, no me quiero imaginar las que pasaré cuando de verdad estén en campaña o ya cerca del día de las elecciones.
No se vale que estés en el más profundo sueño y te despierten o que en pleno jolgorio pasional te corten la inspiración para preguntarte tu opinión de fulano y mangano; no es de Dios que en medio de ese sagrado momento en que estás atendiendo el llamado del cuerpo para satisfacer tus necesidades fisiológicas te interrumpan para preguntarte cuál es el partido político de tu preferencia.
Y como nuestras autoridades no se harán cargo de resolver este gravísimo problema, propongo que en tanto me invento la APP y hago pruebas, vayamos todos pensando en que cuando nos demos cuenta de quién es el “paganini” de la encuesta, de inmediato grabemos su nombre en nuestra memoria para no votar por él el 6 de junio.
A ver si así entienden.
ftijerin@rtvnews.com