Por Jorge Narváez
Dicen que el peor enemigo de un mexicano es otro mexicano. Resulta que un hombre que se siente mexicano, aunque es originario de Francia, está indignado por las críticas de una buena parte de México con respecto a la participación de Tigres en el Mundial de Clubes.
“[…] Sintiéndome Mexicano me da tristeza! Cambiemos el chip! Todos hacia el mismo rumbo! Crecemos juntos ante el mundo! Disfruten raza. Prometo mejorar también! Bendiciones para todos!” Este fue el texto que compartió André-Pierre Gignac en redes sociales. Claramente pide a los “haters” erradicar su práctica y llevarse mejor ¿Tigres y Rayados, como hermanos?
También se compromete a mejorar y aunque nunca es tarde para ser mejor. André lo puede lograr a pesar de su pasado, aunque debió empezar con ofrecer disculpas…, pero no lo hizo. Algunos dirán, ¿por qué se tiene que disculpar? Una respuesta muy fácil. Desde que llegó a Monterrey en el 2015, Gignac se dedicó a ganarse a la afición de Tigres y más allá de los goles, le metió de su cosecha y recurrió al odio a Rayados para entrar más en ambiente con los “Libres y Lokos” y compañía.
Con los goles era suficiente para ganarse a la afición de Tigres y el respeto de otros. El jugador desde un principio se puso la camiseta, sintió los colores a comparación de otros jugadores que sólo llegan de paso. Ese escenario era el perfecto, pero las ganas de burlarse del rival lo traicionaron al grado de llevarlo a tomarse una fotografía con dos pingüinos de la película Madagascar cuando Rayados estaba por jugar una final de Copa MX.
En el 2016 también se burló por la eliminación de Rayados en la Concachampions. En esa ocasión el delantero felino publicó tres emojis riéndose. Y no hablo de otros jugadores porque la lista es extensa.
Si bien, es “carrilla” sana, sin groserías, son acciones que incitan a las burlas.
Ahora bien, la “carrilla” desde siempre ha formado parte del ambiente del fútbol mexicano. El francés lleva 6 años en México y ¿aún no se acostumbra? ¡Por favor!, ya debió acostumbrarse y hasta resignarse a que mofarse del otro nunca se va acabar y hasta tiene cierto grado de alegría.
No sucederá lo mismo como en el grito denominado homofóbico. Ese que le gritaban al portero previo al despeje, que este sí se pudo eliminar, pero porque las sanciones impuestas son duras y directas al aficionado. En el pacto que expone Gignac sería muy complicado aplicar castigos porque se trata de redes sociales, ni el presidente ha podido regularlo, y así seguirá a menos que la experiencia política de Mikel Arriola sí lo logre, o prospere la tan cuestionada iniciativa de Morena en el Congreso de la Unión.
“El que se lleva se aguanta” es una regla implícita que no viene en los libros de texto, pero que la vida enseña a cumplirla. Las burlas siempre van a existir, por más que los franceses nos quieran conquistar, la mofa viene por default.
Fotografía: Club Tigres/ ONCEdiario