Por Obed Campos
Armada con una buena dotación de perfumadas naranjas podridas (las cuales no pensó antes de usarlas como proyectiles) la activista y socialité Carolina Rodríguez Arroyo, o “La tremenda Carola”, armó todo un relajo de protesta afuera de la sede estatal del Partido Movimiento Ciudadano, que está ubicado en pleno centro de Monterrey, en Padre Mier, 1015 al poniente.
La “Tremenda Carola” se quejó amargamente que fue “bajada” de la candidatura la alcaldía de Apodaca, ahora sí, que del llamado “Movimiento Naranja”, porque ese cargo los jerarcas de MC lo tenían reservado para Alejandra Ortega, esposa del ex alcalde Óscar Cantú, quien sigue siendo del PRI, no vaya usted a pensar mal.
Por eso ella y sus simpatizantes atacaron la sede del partido a naranjazos este fin de semana, con la intención de que le devuelvan lo que le habían prometido.
Eso sí la “Tremenda Carola” nunca se bajó de sus tacones de clavo, porque primero muerta que sencilla…
En su mensaje, Rodríguez Arroyo no se cansó de decir que el candidato a la gubernatura, el también socialité, Samuel García Sepúlveda y al líder local, Agustín Basave, son un par de misóginos machistas.
Lo que más le dolió a la protestante, dicen, es que por creerse de las promesas de los de Movimiento Ciudadano, renunció a sus aspiraciones independientes al mismo cargo… Y lanzar naranjas podridas debe de apestar, pero alguien tiene que hacerlo, si no, quién le da colorido a estas aburridas contiendas electorales.
OTRA MUJER, OTRO PLEITO
La que sigue peleando una imaginaria candidatura a la alcaldía de Monterrey es la diputada federal por Juárez, Nuevo León, Paola González. Y es que la legisladora quiso impugnar a Víctor Fuentes impuesto como candidato a Monterrey por Clara Luz Flores.
Lo cierto es que Paola González sabe que no renovará el hueso, perdón, su diputación, y quiere ver si alcanza un premio de consolación. Habrá que recordarle que en Monterrey la legisladora no es querida, a tal grado que en su momento no alcanzó los votos para ser Delegada de Morena.