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El poder presidencial absoluto sobre la economía .

Por: Carlos Chavarría


¿Cuál es el costo de oportunidad de un político en funciones en el sector público?.

¿Cuánto será la fracción del costo que pagará un funcionario público por los errores que pudiera cometer durante su gestión?.

¿Cuánto del patrimonio de un funcionario se está arriesgando durante su gestión?.

¿Con cuánto participa un funcionario en los planes y programas sociales cuyo centro es regalar dinero a distintos sectores de la población?.

La respuesta a todas esas interrogantes es: cero. Lo que está en juego en las decisiones en el gobierno no afecta en nada a los propios tomadores de las mismas, porque nada es de ellos, todo lo que  arriesgan es de otras personas, que para el funcionario ni existen.

López Obrador y los que le precedieron en el más alto cargo ejecutivo han disfrutado de un poder ilimitado para disponer del dinero y el futuro de México al antojo de sus visiones y  limitaciones. En alguna época anterior los presidentes tenían la holgura de la producción petrolera como para no preocuparse de la eficiencia y la productividad del gasto, ahora ya no existe más.

Una vez que llega al poder un presidente, gobernador o alcalde de cualquier partido no existe poder legal real que impida llevar a la ruina a sus gobernados, mas si se trata de un personaje; como han sido todos los presidentes, no solo el actual; rodeado de agachados y aduladores como ha sido la desgracia de nuestro país.

Como bien lo expresó Milton Friedman: «Hay 4 maneras de gastar dinero: Puedes gastar tu propio dinero, en ti mismo. Y cuando gastas tu propio dinero en ti mismo, eres muy cuidadoso en qué lo gastas, y te aseguras de que obtengas lo máximo por cada dólar. Puedes gastar tu propio dinero, en otros. Por ejemplo, compro un regalo para alguien. Cuando haces esto, eres cuidadoso de no gastar demasiado, pero tampoco te preocupas tanto por el contenido del regalo. Puedes gastar el dinero de otro, en ti mismo. Bueno, y si gastas el dinero de otro en ti, entonces te aseguras de tener una buena comida. Finalmente, puedes gastar el dinero de otro, en otro. Y si puedo gastar el dinero de otros en alguien más, entonces no me preocupo de cuánto dinero gaste o qué compro. Y eso es lo que hace el gobierno y representa cerca del 40 % del ingreso nacional”.

Estamos repitiendo una historia que ya se vivió en México y que fue un desastre.

Hemos tenido la mala costumbre de juzgar los programas de acción del gobierno por sus intenciones y no por sus resultados, lo que hace inexplicable que se vuelva aceptable repetir, lo que bajo toda circunstancia sabemos que no funcionará.

Pensar en imponer por decreto la igualdad económica es insostenible, habida cuenta de que al distribuir los excedentes que genera el país para repartirlos y al mismo tiempo abandonar áreas  completas  de inversión y gasto que impulsarían más la movilidad social de los que menos tienen, como es el caso de la educación y la seguridad, absurdo y suicida.

Ya están pensando en avalanzarse sobre el ahorro de los trabajadores en las AFORES con la justificación de que fueron un engaño las cuentas individuales cuando todos los países del mundo están girando hacia esa fórmula. La realidad es que si no hay crecimiento no se pueden sostener los programas sociales que ya comprometen el gasto actual, mucho menos en el futuro.

Para detener la droga del gasto público seguirán con quitarle la autonomía al Banco de México y entrarle al tema de las reservas en moneda extranjera, para continuar la carrera hacia la “felicidad absoluta”.

Antes de que termine este año veremos el caso de España, Argentina y Chile, que encabezan la dirección en la que vamos y que ya están en impago de sus deudas mientras sus gobiernos se empecinan en estrategias muy populares en el corto plazo basadas  el regalar dinero que no se tiene, pero destructivas en el mediano pues estarán apuntaladas en el despojo vía precios, más impuestos, cargos y cobros diversos.

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Vía / Autor:

Carlos Chavarría

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Autor: stafflostubos
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