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La Quinta T y el Grito de Lorenzo

Por José Francisco Villarreal

No me alarmó demasiado que Lorenzo Córdova tocara la campana de sus dolores de cabeza y llamara a los mexicanos a defender la independencia del INE. Me pareció una convocatoria muy parecida a aquel plantón de carpas vacías en el Zócalo, o las “marchas” nacionales sobre ruedas. El tema del INE sólo es un aspecto de una reforma electoral mucho más amplia. Definitivamente reformar las leyes electorales es necesario, urgente. Con toda la probidad de que presumen los institutos y los tribunales del ramo, la democracia en México está en decadencia desde hace mucho tiempo. Casi no hemos tenido ni un sólo funcionario electo que deje un cargo sin cuestionamientos duros de su función, muchas veces ciertos. Incluso, y a pesar de que hubo fraudes electorales bastante obvios, la presunta última trinchera de la democracia, (INE y TRIFE), no sólo fueron omisos, además avalaron y siguen avalando a personajes inapropiados para representar a los mexicanos, y además mortalmente nocivos para México. El INE y el TRIFE, junto con sus enanitos estatales, podrán ser técnicamente muy correctos (que no lo son), pero los resultados de sus buenos oficios no han sido buenos para los mexicanos. Hay muchas maneras de embaucar a los electores, antes y después de las elecciones. Si el instituto y el tribunal funcionan “bien” pero los resultados han sido deplorables, o los electores fueron engañados, o los elegidos se imponen a las leyes y a las autoridades electorales. Y esto no lo hacen con omnipotencia sino con complicidades y mentiras. En cualquier caso, no hemos tenido los representantes populares adecuados. Esto pone en entredicho al INE, al TRIFE, y a sus enanitos como heraldos de la democracia. Funcionan, pero ni sirven a la democracia ni la hacen. Al final, la democracia siempre ha sido imperfecta, porque no depende de las instituciones sino de la conciencia social de los ciudadanos. Y ni a los organismos electorales ni a los partidos les interesa otra cosa que no sea administrar la demografía electoral.

Ahora que, la reforma no propone desaparecer al INE, lo quiere rebautizar, o más bien ponerle apellido, ahora como Instituto Nacional Electoral y de Consultas. Formalizar más una función que ya tiene, y que ha ejercido a regañadientes. Es decir, darle peso nominal a la participación masiva de los ciudadanos en las decisiones y la calidad de su gobierno.

Esto tiene sus asegunes, porque la vox populi puede equivocarse, pero es una facultad inherente a la democracia. Algo que siempre se le ha negado a la gente, quedándose sólo con las especulaciones matemáticas sobre resultados de elecciones y encuestas, muchas, de ambas, muy cuestionables. El llamado “voto de castigo”, por ejemplo, generaliza el descontento, pero los partidos y las autoridades electorales no lo analizan y siempre lo interpretan convenientemente mal; ni partidos ni autoridades electorales han reconocido jamás un error de forma o de fondo, lo matizan con legalismos, campañas, publicidad en medios, “meas culpas” hipócritas y candidatos carismáticos.

La iniciativa de que consejeros y magistrados electorales sean propuestos por los tres poderes, pero elegidos por el voto popular no es un atentado a la democracia sino su ejercicio y un derecho. Es perfectamente compatible con la naturaleza y función de organismos que operan y regulan elecciones. Un principio democrático que no debería espantar a don Lorenzo y sus insurgentes que, admítanlo, abandera el inevitable Claudio X. No hay manera de objetar esto, a menos que se quiera imponer consejeros y magistrados desde los partidos y los poderes fácticos. La reducción del número de consejeros del INE (o INEC) tampoco es tan terrible como pretenden. El INE se ha convertido en un monstruo burocrático, excesivamente caro además. Los recortes siempre deben empezar desde arriba en un organismo en el que las bases pueden funcionar incluso sin ellos, ya que se trata de operaciones perfectamente pautadas por leyes, manuales y reglamentos. El INE necesita técnicos, no ideólogos.

La reducción de tiempos en radio y TV para propaganda política beneficia a la sufrida audiencia. No hay ideología en esos espacios. Han reducido la toma de conciencia social a mecanismos más parecidos a la propaganda de los gansitos y a las exclusivas de programas de chismes de las estrellas. Reducir sus tiempos obligaría a ser más cuidadosos con su uso y, además, a hacer campaña en las calles. Esto es algo que los partidos han olvidado hace mucho tiempo. ¿O tienen miedo que el ciudadano de a pie en lugar de escucharlos los confronte?

Reducir los recursos asignados a los partidos tampoco atenta contra la democracia. Si aumentan las cuotas a sus afiliados, no se morirán de hambre. Además, sus líderes siempre han sido muy hábiles para conseguir recursos “submarinos”, sin que el INE ni el TRIFE se den cuenta… dizque. No creo que haya demasiados mexicanos que celebren el millonario gasto del erario para partidos que, una vez en el poder, siguen desangrándolo. Las ostentosas fortunas de políticos “de carrera” son la mejor evidencia de que los ciudadanos pagamos a quienes nos expolian. Esos funcionarios y exfuncionarios rapaces son quienes deberían mantener a sus partidos, no los electores. Claro, si hacen esto la “carrera política” no sería negocio.

Implementar el voto electrónico es un paso importante. Claro que es un tema muy delicado, porque debe aplicarse con extremas medidas de seguridad y vigilancia. No atenta contra la democracia, la perfecciona.

La facilidad para ejercer el voto puede incrementar radicalmente la participación de los ciudadanos, que siempre han sido un poco abúlicos. Claro, nunca bajarán los índices de abstencionismo mientras el ciudadano desconfíe. Y hoy, los ciudadanos no votan porque desconfían del gobierno, de los partidos y… ¡del INE! Si hubiera confianza, el abstencionismo sería accidental.

Eliminar los órganos estatales no me acaba de convencer, aunque lo entiendo. No es extraño que existan relaciones bastante sospechosas en cada estado, porque la clase política es tan exclusiva, que es comprensible que se den este tipo de incestos institucionales. Sin embargo, aquí sí puede verse como una interferencia en la autonomía de los estados. Habría qué sopesar bien esto, porque autoridades electorales estatales “a modo”, o en subasta, o subordinadas servilmente a las federales, sólo favorecen cacicazgos. Sin esta “salvedad”, no debería haber objeción para su existencia. Pero eso de que sólo en el propio estado se conocen las “peculiaridades” regionales, es absurdo. En el proceso electoral, de cualquier nivel, las excepciones están codificadas.

Disminuir del 40% al 30% la condición de participación en una consulta para hacerla vinculante, tampoco atenta contra el INE ni contra la democracia, y además no le incumbe al INE. Aunque sí fomenta la abulia. Si ya de por sí el abstencionismo es la aprobación tácita de que otros voten por nosotros, en una consulta pública, que es la variable de una elección, no daría mucha certeza al resultado. Toda vez de que muchos deben creer que no votar significa votar en contra. Sí, pero eso no aclara en contra de qué.

El otro tema tampoco incumbe al INE. Reducir el número de legisladores (diputados y senadores) … creo que no estoy muy de acuerdo. Sí, sale más barato a los ciudadanos. Sí, son demasiados y muchos no representan más que a sus intereses y a sus partidos, en ese orden. Sí, hay bastantes parasitarios que ni campaña hicieron. Sí, sobran los que sólo son corifeos de líderes, no siempre líderes políticos. Pero, ¡por Dios! ¿Quieren quitarnos ese soberbio espectáculo circense? Desde el Chavo del Ocho creo que no hay serie cómica más divertida que los debates legislativos. ¡Es gratis, y se transmite “en vivo”! 

A pesar de todo esto, ¡la 5T sale a la calle! El estandarte de la Santísima Virgen de los Dolores de Cabeza de Lorenzo Córdova, enarbolado por el “corregidor” Claudio X, llama a la insurgencia. Y para acabarla de amolar don Andrés les hace el caldo gordo calificándolos despectivamente. Claro que no lo merecen. Entre ellos sí hay “corruptazos”, sí hay “cretinos”, si hay mentirosos, como en todas partes incluyendo morenistas, pero creo que a la gran mayoría de esta “rebelión” sólo debe calificársele como ignorantes. Ya veremos qué sucede. Pero todo pinta para que sea como aquellas célebres “marchas” rodadas y plantones vacíos: un enorme ridículo. Sólo me preocupa una cosa en este bochinche: las provocaciones y auto provocaciones durante las marchas… ¡pasto seco para los ardorosos medios! A ver si no arde Troya.

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Vía / Autor:

// José Francisco Villarreal

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Autor: stafflostubos
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