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Orbaneja, pintor de Úbeda

Por Félix Cortés Camarillo

…este pintor es como Orbaneja, un pintor que estaba en Úbeda,

que cuando le preguntaban qué pintaba, respondía “lo que saliere”;

y si por ventura pintaba un gallo, escribía debajo:

“Éste es gallo” porque no pensasen que era zorra..

Miguel de Cervantes, Don Quijote

            Ese maravilloso ejercicio del pensamiento y de la ambición que llamamos política se ejerce en dos etapas distintas. La primera es hacerse del mando. Es el período intenso y largo de la lucha y el descalabro, la descalificación del opositor y la propuesta promisoria de todos los cambios necesarios. Es necesario acudir a cualquier estratagema  y venta de ilusiones y no hay límite alguno.

El segundo acto de esta tragicomedia es el ejercicio del poder conquistado. Y es entonces cuando el activista intrépido tiene que transformarse en  el administrador  prudente y justo. La mayor parte de los políticos entiende esta dicotomía.

Las dos etapas tienen un denominador común, que es la capacidad de comunicar. En esencia, ésta reside en todos los procesos del poder. En todas las instancias del poder, así sea al mando de un corporativo importante o del país más poderoso del mundo, es indispensable ponerle, debajo de cada pintura, debajo de cada sentencia, lo que Orbaneja ponía: este es gallo, porque no pensasen que era zorra..

Cuando digo digo, quiero decir Diego, parece ser un enigma para los políticos contemporáneos, desde Donald Trump a Andrés Manuel López Obrador. De ahí que le adjudiquen calificativos a sus “opositores” llamándolos neoliberales de este lado del Río Bravo, o demócratas en Washington. Los que no acepten el nuevo credo son retrógradas. Su incapacidad dislálica la trasladan a aquellos que tienen que trasladar su mensaje a los demás. Esto es los medios. De ahí viene la compartida afición del presidente de los Estados Unidos y del presidente López por la inmediata descalificación  de los medios que no aplaudan sin dudar todas sus decisiones, pronunciamientos o juicios.

Personalmente me agobia el que Trump, dentro de cinco meses, haga realidad su sueño de lograr cuatro años más al frente del país más poderoso del mundo, o que el presidente López consiga su proyecto de permanecer –per se o por interpósita persona– en la conducción del poder imperial que da la presidencia de nuestro país, como lo ha demostrado diariamente desde Palacio Nacional.

A propósito de la pandemia que ya cambió nuestras vidas, el presidente López soltó una de sus ocurrencias diciendo que le venía como anillo al dedo para solidificar los cambios estructurales que ha comenzado desde hace año y medio para su Cuarta Simulación.

Tengo la impresión de que su ineficiente corte de corifeos no le han enterado que este mundo, a partir de la plaga que vino de Oriente, ya cambió. Si la actividad política, económica, educacional, o lo que sea, se restablece al partir de junio, julio o septiembre, esa actividad ya no van a ser como antes. México se va a enfrentar con más de medio millón de adultos que perdieron su empleo en las últimas ocho semanas, y que no lo van a recuperar con facilidad.

Trágicamente, los dueños del capital ya se dieron cuenta de que pueden prescindir de esos trabajadores sin que les dañe las ganancias. ¿Estamos listos, señor presidente, para tener en las calles de nuestro país a mexicanos que tienen que dar de comer a sus hijos y mujeres y que no tienen a mano más que una navaja o una pistola?

No van a ser suficientes los soldados vestidos de policías. No son buenos augurios.

PREGUNTA PARA LA MAÑANERA, porque no puedo entrar sin tapabocas: Señor Presidente, con todo respeto: ¿El plan de recuperación nacional son muchos planes municipales?

‎felixcortescama@gmail.com

Fuente:

Vía / Autor:

// Félix Cortés Camarillo

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Autor: stafflostubos
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