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Tigres se lleva un empate con sabor a victoria

¿Que Gignac no jugaba? ¿Cómo que no?, si este sábado Tigres celebró un empate con sabor a victoria con el típico festejo del francés. Luis Quiñones, con mucha ayuda de Marcelo Barovero, fue quien clavó el 1-1 en el BBVA, silenció un estadio que durante todo el juego gritó y vibró, se quitó la playera y buscó a sus compañeros: ahí, juntos, un puñado de jugadores vestidos de amarillo y con el brazo en sus ojos. Para Dédé, que lo festejó a pocos metros, en un palco. André-Pierre no está, pero está. Es un fantasma. Como el de la Final 2017.

En la previa se habló mucho, más allá de la temática del francés, lesionado en su rodilla. Se escribió, se discutió y hasta se gritó por cómo llegaban los equipos regios, dueños del futbol actual mexicano. Rayados, invicto, con seis partidos sin recibir goles y con el envión de ganar en la Ida de los Cuartos de la Concachampions. Tigres, el líder, el que también venía de sacar ventaja en el torneo continental. Y no defraudaron para nada. Más allá del resultado -que claramente le cae mejor a los felinos-, los 51.270 aficionados en el BBVA se fueron con los ojos llenos de adrenalina.

La entrada le empezó a pagar Rogelio Funes Mori con un gol que será inolvidable. El Mellizo abrió el Clásico 118 con un taco. Sí, tremendo lujo, en tremendo partido. El ex River se asoció con Vangioni, otro ex Millo, tiraron una pared y FM, de espaldas a Nahuel Guzmán, definió para convertir su tercer tanto en este tipo de partidos, el primero en la casa de Rayados.

Ese 1-0 merece más que un párrafo por dos motivos: el contexto y la habilidad para destrabar una situación que parecía perdida. Resolución pura. Magia innata. Si bien no es un delantero de los líricos, el Melli viene de golazo en golazo. En Clásicos había anotado dos voleas muy lindas. Pero en otros juegos tiene chilenas, bombas a distancia… Un distinto. Él mereció ganar.

El que mereció perder, y fue uno de los grandes culpables del empate, fue Diego Alonso. Luego de un gran primer tiempo de su Monterrey, el DT los metió atrás en el segundo. Y la causa de eso fueron los cambios: afuera Meza -de regular partido- y Pabón, adentro Johan Vásquez y Avilés Hurtado. Así, Rayados pasó de tener velocidad y hombres en ataque, a refugiarse y dejar que Tigres se agrande. Porque el 4-2-3-1 del inicio pasó a ser prácticamente un 5-4-1, con los pies en su propia mitad de cancha.

En la otra banca, un Ferretti que estuvo todo el partido enojado metió apenas una modificación: Ayala por Meza. Y fue porque a Francisco le perdonaron la segunda amarilla en el PT. Eso demuestra que el Tuca no tuvo incidencia en el cambio radical del partido. Fue por la actitud defensiva que tomó el local, con la voz de mando desde su DT.

Tigres fue para arriba por impulso y porque lo dejaron. Extrañó a Gignac por demás. El empate tuvo otra ayudita rayada: Luis Quiñones mandó un centro muy cerrado y Barovero, que se pasó de largo, la mandó adentro de su arco. Gol 50 y 50. Y silencio en una Gigante de Acero que hasta ese momento ardía de pasión.

ONCE y tantos jugadores felinos abrazados en el césped, cientos de hinchas en las gradas y un 10 a pura sonrisa en un palco: Dédé, que acompañó al plantel, se quedó mirando el Clásico y vio cómo le hicieron un homenaje en vivo. Luis y compañía le dedicaron el empate, en una muestra de lo que significa el francés en este equipo.

Fue el 37° empate en Clásicos Regios, el 16° con tablero de 1-1. Pero el sabor a victoria se lo llevaron los de la UANL, que siguen arriba en la tabla (un punto por sobre Rayados y a tres de León, que juega el domingo). Se fueron ganadores, como en el 2017. Este juego es el primero aquí desde aquella Final. Y la sonrisa, otra vez, fue felina.

Foto: Mexsport

https://www.oncediario.com/notas/12225-clasico-regio-bbva-rayados-tigres-empate-taco-funes-mori-luis-quinones-barovero

Fuente:

Once Diario

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Autor: lostubos
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